Hemos dado un buen primer paso al quitarnos de encima al Apra y al fujimorismo del Congreso. Pero el Apra y el fujimorismo no son solo Mulder o Becerril, el aprismo y el fujimorismo como manejo de lo público están en las estructuras más arraigadas de nuestra sociedad. Y también en la desesperanza que nos embarga.