Me gustaría decir que empezamos el 2020 con renovada fe en la justicia peruana pero nada más lejos de la verdad. Los últimos acontecimientos revelan una vez más que la magnitud de la suciedad moral va a hacer todavía muy difíciles las tareas de limpieza porque es estructural. Los que tienen secuestrada a la justicia peruana siguen intentando colar a sus mafiosos de cabecera en la nueva Junta Nacional de justicia, esos que va a servir a los futuros Alan Garcías del Perú, solapeando sus crímenes por unos miles de dólares.