El problema no son los colectiveros, que no son pues las personas más cívicas, pero tampoco lo es Dionisio Romero. A ellos décadas de políticas municipales arcaicas les han enseñado a chancar cabezas para defender lo suyo porque la plata se acaba y al fondo no hay sitio, así que el que se duerme, pierde. Mucho menos es la culpa del usuario limeño, que en pleno siglo XXI sigue viviendo en una ciudad caótica y brutalmente desigual gracias a la informalidad de unos y a la corrupción de otros. No, lo que está mal es el sistema.
Publicado: 2019-11-27
Escrito por
Gabriela Wiener
Escritora, poeta y periodista. Publiqué los libros Sexografías, Nueve Lunas, Dicen de mí, entre otros. Soy parte del colectivo Vaciador 34.
Publicado en
La Pasionaria
La Pasionaria es la videocolumna diaria de la escritora y periodista Gabriela Wiener, que emite desde un refugio nucear