No se trata de Mijael, se trata del sistema político y electoral en nuestro país, que deja postular a cualquier hijo de vecino sin experiencia política, con cero pruebas de su compromiso social, porque tienen plata o contactos o porque algunos los reconocen en la calle porque sale en la tele. Cuando toque votar no habrá cambiado nada y veremos a los mismos aprovechados pidiendo curul por la plata, la inmunidad y las leyes que les favorecen, en lugar de asumir el trabajo congresal como un servicio público.