La corrupción crea estructuras complejas basadas en apetitos simples. Los ciudadanos están haciendo su parte, que es una vigilancia constante, a la gente ya no le tiembla el pulso a la hora de salir a manifestarse, y ese paso a la acción claro que da sus frutos. Esa es nuestra tarea. La otra parte, la que corresponde a las autoridades que deben limpiar el lodazal de manera democrática y resolutiva, es la que no se está cumpliendo. Tiene que haber eso que se llama voluntad política de romper con el pasado. Mientras no la haya, seguirán sacando Carhuanchos y poniendo Arias.