Como cada vez que hablo de cine, no hablo solo de cine, les diré que "La favorita", de Yorgos Lanthimos destroza varias convenciones. Por ejemplo, a diferencia de la mayoría de películas de cortes y reinados, los hombres en este reino son bobalicones sin poder, bufones, intrigantes, gendarmes o generales luchando en alguna guerra lejana y absurda hasta que se le antoje a las reinas.

Las mujeres en cambio son el centro del poder, del placer y del conflicto. La película no sigue el modelo heterosexual que ha sido siempre la norma de los dramas palaciegos, al menos cinematográficos, sobre todo si hablamos de cómo lleva su orientación sexual una reina de Inglaterra.

La reina es una mujer lesbiana, grandota, introvertida, enfermiza, a la que le gusta llamar a sus hermosas damas y consejeras para que le hagan masajes en las piernas y un poco más arriba. Como era habitual en esa época, todo se hacía detrás de las cortinas y todos hacían la vista gorda.

Si hay algo que no han hecho las reinas en toda la maldita historia de la monarquía, que hasta ahora no acaba, es salir del closet. Un peliculón. 



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