Muchos se han alegrado con el nombramiento del arzobisbo de Huancayo, Pedro Barreto, como nuevo cardenal. Pero hay algunas malas noticias que tengo que darles, entre tanto entusiasmo. Lo primero es que esto no implica que Juan Luis Cipriani deje de ser cardenal. Lo segundo es que Chile ya tiene tres, así que esos nacionalistas ya pueden ir picándose.

Lo otro es que si bien Barreto tiene fama de hippie (es un opositor al extractivismo minero y dice creer en la educación con enfoque de género), como feminista tengo que decirle que encantada que se quiere sumar a los tiempos que corren, pero debido al historial de la Iglesia Católica tenemos dudas sobre lo que dice.

De todas maneras, rezamos para que el Papa Francisco sea el papa negro que destruya el templo. Ojalá se cumpla.


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