El cuerpo de otra adolescente, una escolar asesinada, apareció hoy entre matorrales en una zona del departamento de Tumbes. Tenía 14 años, estaba en tercero de secundaria y volvía de la casa de una amiga, vivía con sus abuelos, la criaron desde que sus padres fallecieron. Si se confirma la violación y el crimen, sería el feminicidio número 138 del año en el Perú. Ya muchos más que en 2017.

Y lo terrible de todo esto es que es muy probable que no sea el último, porque la cifra crecerá, crecerá hasta el último día del 2018. Haciendo el cálculo simple, cada semana son asesinadas casi tres mujeres en Perú, casi doce son asesinadas cada mes en el Perú y muchas de ellas, sobre todo las menores de edad, son asesinadas para ocultar una violación.

Se trata de crímenes sistemáticos, de mujeres que forman parte de una estructura de dominio de estas, de una cultura de la violación que normaliza y encubre a violadores, de un pensamiento machista y cruel con las mujeres, completamente arraigado en nuestra sociedad, esa discriminación y violencia se da de formas a veces casi imperceptibles hasta alcanzar sus modos más salvajes. 

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